sábado, 8 de septiembre de 2007

MITOS Y REALIDADES SOBRE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES




Con este material Mujeres al Oeste se propone contribuir a develar algunos de estos mitos, como aporte al debate racional y realista y a la defensa y ejercicio de los derechos humanos de las mujeres.

Mito: La violencia contra las mujeres, cuando sucede al interior de la familia, es un problema del ámbito privado, y por ende, nadie debe meterse.
Realidad:Considerar la vida familiar como "ámbito privado" invisibiliza la magnitud del problema y perpetúa la violencia.Las mujeres maltratadas sienten que traicionan a su pareja y a su "familia", cuando cuentan a alguien lo que les pasa o cuando piden ayuda, porque hacen público lo que consideran privado.Por otro lado, reducir la violencia contra las mujeres al ámbito privado impide que la sociedad en su conjunto se haga cargo del problema.Terminar con la violencia contra las mujeres es responsabilidad de todos y todas.
Mito: Los casos de violencia contra las mujeres al interior de la familia no representan un problema de gran magnitud.

Realidad: En Argentina en 1 de cada 5 parejas hay violencia. En el 42% de los casos de mujeres asesinadas, el crimen lo realiza su pareja. El 37% de las mujeres golpeadas por sus esposos lleva 20 años o más soportando abusos de ese tipo. Según datos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires el 54% de las mujeres golpeadas son agredidas por sus maridos o parejas. El 30% denuncia que el maltrato se prolongó más de 11 años.Si bien estas cifras son contundentes, representan la punta del iceberg, pues, como la violencia doméstica o intrafamiliar es considerada un problema privado, pocas veces se denuncia.Las estadísticas oficiales son escasas o nulas pues no se le ha dado la debida importancia al registro de estas situaciones.Según información del BID se estima que el 25% de las mujeres argentinas es víctima de violencia y que el 50% va a pasar por alguna situación violenta en algún momento de su vida.
Mito: La violencia contra las mujeres es un problema de las clases sociales más pobres.
Realidad:Según datos oficiales de la Dirección de Políticas de Género de la Provincia de Buenos Aires un 70% de las denuncias recibidas por violencia familiar son de la clase media.Siete de cada 10 mujeres que se presentaron como víctimas de agresionesdomésticas tienen un buen pasar económico.
Mito: Las mujeres golpeadas se quedan porque les gusta que les peguen.
Realidad:A ninguna mujer le gusta ser golpeada ni humillada. Esta es una interpretación simplista, propia de una sociedad patriarcal y machista que considera a las mujeres "culpables de todo lo que les pasa" y/o "masoquistas" porque se quedan al lado de los golpeadores. Las mujeres maltratadas sufren una desvalorización constante y un aislamiento por parte de sus agresores que les impide utilizar los escasos recursos que podrían llegar a tener. Por otra parte, la violencia física o emocional generalmente va acompañada de la económica, por lo cual las mujeres no manejan dinero, aún cuando ellas trabajen y ganen su propio salario.
Mito: Los hombres violentos son enfermos o adictos y por eso golpean a las mujeres.
Realidad:Los hombres violentos pueden o no ser enfermos o adictos, pero su violencia no se debe a su enfermedad o adicción. Las drogas, el alcohol y/o las enfermedades pueden agudizar los comportamientos violentos, pero de ninguna manera los originan.La violencia contra las mujeres es producto de las relaciones asimétricas de poder entre hombres y mujeres. Los hombres violentos se consideran propietarios de sus parejas y esposas, pues se hacen cargo de estructuras socioculturales patriarcales transmitidas y sostenidas a lo largo de la historia.Tratar a los violentos como enfermos justifica su violencia, principalmente cuando el problema llega a la justicia.Golpear es un delito que tiene un responsable: el golpeador.
Mito: Cuando un hombre maltrata a su pareja las cosas pueden cambiar con una buena terapia de pareja.
Realidad:Si entendemos a la violencia contra las mujeres como una forma abusiva de ejercicio del poder es fácil deducir que en una terapia de pareja así como en una mediación es imposible que las mujeres puedan manifestar su malestar y mucho menos contar lo que les sucede delante de las personas que las maltratan y/o las golpean.Los golpeadores/maltratadores ejercen, mediante amenazas e intimidaciones, dominio emocional sobre sus víctimas que hacen imposible que puedan romper el silencio delante de ellos.
Mito: Las mujeres son maltratadas y/o golpeadas porque se lo merecen.
Realidad: Nadie tiene derecho a ejercer violencia sobre otra persona. Pensar que las mujeres "merecen" el maltrato y/o los golpes es culparlas por la violencia que sufren. Este es el argumento que utilizan los victimarios para justificar su violencia, de tal manera que las víctimas sientan que hicieron algo que los "provocó". Repetirlo socialmente es una forma de trasladar la culpa del victimario a la víctima, impidiendo que ésta última reconozca la violencia que padece.
Mito: La violencia física es más grave que las otras violencias que sufren las mujeres (emocional, sexual, económica o social)
Realidad:La violencia física es la más visible, pero no es más dañina que la emocional, la económica, la sexual o la social.La violencia emocional que es sostenida en el tiempo, (en la mayor parte del mismo invisibilizada por la víctima) produce daños psíquicos difíciles de resolver sin ayuda terapéutica. Las mujeres que sufren violencia emocional tienen su autoestima muy baja debido a la continua desvalorización que sufren de sus parejas.Considerar la violencia emocional menos grave que la física es negar que las emociones y los sentimientos son parte de una persona.De la misma forma, minimizar la gravedad de la violencia sexual es ignorar que la misma es una agresión que atenta contra la integridad física y psíquica de las mujeres, disminuye su autovaloración y les trae severas consecuencias para la salud y para disfrutar de la sexualidad.La violencia económica así como la social también resienten la salud de las mujeres que las padecen, pues les coartan su autonomía y bajan su autoestima.

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